Elígenos. Al final no nos presentamos a las elecciones, pero ya sabes que nosotros cumplimos lo que prometemos. O lo intentamos de verdad. Este año es diferente, pero queremos hablar de las elecciones, de una manera diferente. No nos vamos a posicionar, pero es que el procedimiento, si te pones a pensar, es realmente curioso. Ahora se está perdiendo la ilusión por lo de ir a votar, pero porque se está perdiendo la ilusión, en general, pero hay que ver, en otros tiempos, cómo nos llenábamos la boca. Dices “¡qué bien! voy a ejercer mi derecho y deber de votar, voy a formar parte de la fiesta de la democracia, voy a ser una piedra más de este futuro que se está creando…”
Todo ilusión, hasta que te toca en una mesa electoral… Entonces a tomar viento las fiestas de la democracia, “cagüenlaleche que tenía la barbacoa de mi cumpleaños”. Rápido empiezan las preguntas ¿Qué pasa si no voy? ¿Cómo hago? ¿Voy al médico? Llamas a tu primo concejal a ver si puede meter mano, pero no hay manera… Aún te queda una opción para poder librarte y es que te ha tocado de tercer suplente y es muy difícil que fallen todos. Pues fallan. Y te toca. Pero bueno, está bien porque si no tienes claro lo que vas a votar, aún tienes tiempo de mirar todas las papeletas bien por si cambias de parecer. Aunque si intentas cambiar debes saber que tienes dos enemigos, tu padre que quiere que votes al partido que por tradición lleva votando desde que empezó la democracia y defenderá pase lo que pase y roben lo que roben, y a tu vecino, ese abuelico, granadete ya, que te está vigilando a un palmo de ti a ver que papeleta coges a la hora de votar. Incluso te dice “ahí tienes las de los de tu padre” por si no las ves… Así no se puede regenerar uno en mente y alma…
Pero hay una cosa buena, sobre todo para los que somos unos privilegiados y seguimos votando en el mismo colegio al cual íbamos de pequeños… Aún está el portero de toda la vida, también está el mural que hizo tu clase hace 35 años. O muy bien quedaron la forma de nuestras manos mojadas en pintura y les da cosa quitarlo, o se renueva muy poco. Y es que llama la atención con lo que ha avanzado la tecnología y todo, que aun vayamos a votar a los colegios, que a veces, no sé si es por la poca confianza que te ofrecen los partidos, es el aliciente más grande. Pero quiero hacer un llamamiento, es emotivo que se haga en el cole, bonito incluso, pero ¿es necesario poner las mesas y las sillas de cuarto de primaria? Que cuando voy a votar veo a mi vecino de 1’95 con las piernas encajonadas ahí… el pobre sufriendo, que pa romper el hielo le digo –parece que hay gente, hay buena circulación –Pues no será en mis piernas… Ya que estamos con el colegio y las elecciones quiero reivindicar los comienzos de la democracia, no hablo de Grecia, hablo de escoger al delegado de clase, todos unos comicios, el profe no quería hacerlo a mano alzada, para que no ganara el chungo de la clase, el gordinflas pegón, pero daba igual, el voto era secreto pero igualmente ganaba por mayoría arrolladora el abusón... con 26 de los 30 votos, 2 votos para la niña más guapa y los otros dos eran nulos porque eran dibujitos de una caca o de un miembro viril... En fin, que pase lo que pase, elígenos, elige Sushiteka.